Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
El vampiro, aceptando su invitación, empezó a subir al campanario. Y tan pronto como hubo llegado a las almenas, el moravo, golpeándole con su espada, le partió el cráneo en dos
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
El vampiro, aceptando su invitación, empezó a subir al campanario. Y tan pronto como hubo llegado a las almenas, el moravo, golpeándole con su espada, le partió el cráneo en dos
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Nunca he visto a nadie encapricharse tanto de otra persona a primera vista, como, a decir verdad, lo hizo aquella forastera
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Estalló, en un tono de intensa amargura y furor, lanzando invectivas contra las "artes diabólicas" de las que había sido víctima la infeliz muchacha, y expresando, con más exasperación que piedad, su asombro ante el hecho de que el Cielo permitiera tan monstruosa indulgencia la lascivia y maldad del infierno
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Durante la última semana, mis sufrimientos se habían reflejado en mi aspecto. Estaba más pálida, tenía las pupilas dilatadas, y lucía grandes ojeras. Y la languidez que había experimentado durante todo aquel tiempo empezaba a evidenciarse en mi semblante
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Aunque estuviera triste, el estado de ánimo que provocaba tal sensación era también agradable. Fuera lo que fuese, mi alma lo aceptaba resignadamente
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
En cualquier caso, la vida y la muerte siempre han sido un misterio, y poco sabemos de los recursos de una y otra
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Entre aquellos momentáneos arrebatos de pasión había largos intervalos de normalidad, tic alegría, de cavilosa melancolía, durante los cuales quizá yo no representara nada para ella, aunque notase sus ardientes ojos clavados en mí
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Sin lugar a dudas se trataba del estallido momentáneo del instinto y la emoción contenidos
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
No te conozco ... ni me conozco a mí misma cuando me miras y me hablas de ese modo
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Así como me acerco a ti, a su vez, tú te acercarás a otros, y conocerás el éxtasis de esa crueldad, que, sin embargo, es una forma de amor
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Vi el mismo rostro que se me había aparecido en mi infancia aquella noche, que tan grabado permanecía en mi memoria, y sobre el cual durante tantos años tan a menudo había cavilado con horror
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Los efectos de una luna llena tan brillante eran múltiples. Actuaba sobre los sueños, sobre la locura, sobre la gente nerviosa. Ejercía maravillosas influencias físicas relacionadas con la vida.
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Sobre los prados y las tierras bajas, una fina traza de niebla se escabullía como humo, marcando las distancias con un velo transparente. Y aquí y allí podíamos ver el río, brillando débilmente a la luz de la luna
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Dedicaré los días que me restan de vida a perseguir y destruir a ese monstruo
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Era una de esas niñas afortunadas a las que deliberadamente se había mantenido en la ignorancia con respecto a los cuentos de fantasmas y de hadas
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Era Madame Perrodon, natural de Berna, cuyos cuidados y buen carácter suplieron en parte la pérdida de mi madre
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Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu
Existe un pueblo en ruinas, con su original iglesia, ahora sin techo, en cuya nave lateral yacen las tumbas desmoronadas de la orgullosa familia de los Karnstein, ahora extinguida
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Cuentos de terror de Joseph Sheridan Le Fanu
"El diablo no puede hacerle daño a nadie, señora, si el señor no lo permite."
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Cuentos de terror de Joseph Sheridan Le Fanu
"Todos debemos llevar a cabo las buenas resoluciones con prontitud. Existe una determinada gravitación hacia el mal que, abandonado a sí mismo, domina a las buenas intenciones."
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El platillo llamado Duelos y Quebrantos (torta de huevos, jamón y chorizo) aparece en: