La enfermedad del aburrimiento de Josefa Ros Velasco
En San Agustín hay una verdadera preocupación por que los monjes no se queden dormidos en la iglesia, por que no se aburran del sermón hasta el punto de darse cuenta de que quizá podrían estar empleando su tiempo en alguna otra parte. Esta acedia es el resultado de un aburrimiento situacional que se cronifica en el tiempo porque a quienes lo padecen no les está permitido hacer nada para ponerle fin, hasta el punto de llegar a experimentarse como hastío de vivir. Aquí lo que se teme realmente es que el aburrimiento cumpla con su función y llegue a ser escuchado, que empuje al monje a tomar la decisión de colgar el hábito. Por eso se prohíbe.
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