Si no te veo en 25 horas, me muero de José Vázquez
Su nuevo representante no lo escuchó; estaba centrado en su propio proceso creativo, con los dedos en acción perfeccionista sobre la hierba, y con la mente en danza repentina bailando con los lepidópteros, sus animales favoritos. La cara de desconcierto de sus interlocutores cuando hacía uso del término lo entusiasmaba.
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