Amalia de José Mármol
Y Daniel pasó al patio, donde el distinguido y generoso agente de Francia en 1840, dió orden a un criado de conducir hasta la fonda del Vapor al caballero que salía, volviendo él al salón donde lo esperaban, agitados por diversas, pero igualmente fuertes impresiones, los señores Agüero y Varela, después de la conferencia con aquel joven que parecía comprenderlo todo, dominarlo todo y aventurarlo todo.
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