Tres grandes robles junto a los avellanos de José Gil Romero
—Si es por el oro... —No —respondió el maestro—. No es por el oro, desde luego, el pago es bueno, señora. Y, por lo demás, mis motivos son científicos más que pecuniarios. —No entiendo mucho las palabras que usa, maestro, me tiene que disculpar. Iòsif Mikhail Grigoryev sonrió. —Que lo haría aunque fuera gratis —dijo. |