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Heidi de Johanna Spyri
—Sesemann, ante todo has de saber que tu pequeña protegida es sonámbula. No tiene en absoluto conciencia de que es ella el fantasma que ha abierto noche tras noche la puerta de entrada y sembrado el pánico en toda la casa. En segundo lugar, a esa niña le devora la nostalgia, lo que la enflaquece tanto, que parece un esqueleto y terminará siéndolo de verdad. Se impone ayuda urgente. Para curar el sonambulismo y su estado nervioso en general, no hay más que un remedio: llevarla lo más rápidamente posible a sus montañas, y para curar la nostalgia, el remedio es exactamente lo mismo, es decir: mañana ha de volver a su casa. ¡He aquí mi receta!
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