Nunca es tarde de Isabel Keats
Debía reconocer que se había sentido atraída por el profesor de literatura desde el instante en que se lo presentó una de sus colegas. Desde entonces, él había perdido bastante peso y se le veía más en forma, lo que le hacía aún más seductor. Por desgracia, era consciente de que Thomas Baker jamás sentiría la misma atracción por una persona como ella; a esas alturas de su vida, Nancy Newman no se engañaba sobre el alcance de sus encantos.
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