El vino de la soledad de Irčne Némirovsky
Elena se metía en el mar, y tenía la sensación de que el agua salada que le chorreaba por el cuerpo borraba el cansancio de las noches en vela y la indignidad de la existencia. Flotando en la superficie, miraba sonriendo el cielo y pensaba con agradecimiento: 'No puedes sentirte desgraciada teniendo todo esto: el olor a mar, la arena entre los dedos, el aire, el viento ...'
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