David Golder de Irčne Némirovsky
Golder elevó los brazos en el aire, intentó asir el vacío y luego se derrumbó con ese ruido, sordo y profundo como un gemido, que parece ascender de las raíces vivas de un árbol derribado hasta su corazón.
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David Golder de Irčne Némirovsky
Golder elevó los brazos en el aire, intentó asir el vacío y luego se derrumbó con ese ruido, sordo y profundo como un gemido, que parece ascender de las raíces vivas de un árbol derribado hasta su corazón.
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