Ingmar Bergman es más conocido por su carrera de cineasta sueco, pero gracias a la editorial Fulgencio Pimentel ahora estamos recuperando su obra literaria. La relación tormentosa que tuvieron sus padres le marcó en su vida y eso se reflejó en sus películas y también en la trilogía familiar que ficcionó en sus libros. Esta obra corresponde al segundo volumen de esta trilogía. En el primer volumen (La buena voluntad o Las mejores intenciones) el autor se centra en la relación entre sus padres en los inicios y termina justo en el momento en que la madre está embarazada por primera vez. Este segundo volumen va dedicado al padre, a la relación conflictiva entre el autor y su progenitor. Un padre que también era un pastor severo y con un carácter cambiante, explosivo y violento, que mantenían al pequeño Pu, alter ego del autor, siempre en alerta y con miedo. El tercer volumen, Conversaciones íntimas, irá dedicado a la madre. La novela transcurre en un verano cuando Pu tenía 8 años. Un verano que es recordado y sentido desde la inocencia e intuición de un niño, desde los sentimientos contradictorios hacia un padre que por momentos desea matar. Un niño que nació en domingo, y eso le otorga una sensibilidad especial. Y contado desde la vejez del propio autor, con la perspectiva del paso del tiempo. Con la nostalgia de una infancia ya perdida y el recuerdo amargo de lo que representó. Un camino de aprendizaje para comprender y perdonar a ese hombre que lo crió. Pero, ¿se puede olvidar el dolor que marca una infancia? ¿Se puede perdonar a quien borró la inocencia con la cruda realidad? Una historia contada con delicadeza. Construida con algunos saltos temporales y con descripciones muy cinematográficas. Gracias al programa #masacritica por el envío del libro que me ha dado la oportunidad de seguir leyendo esta trilogía que empecé con el primer volumen hace años y no había podido continuar. + Leer más |