Con el viento solano de Ignacio Aldecoa
El cuerpo, compañero, necesita de vez en cuando que se le recete algo. Lo mismo ocurre con el espíritu. Yo para el espíritu me suelo recetar una medicina llamada presente. La medicina del minuto. Claro es que a veces caigo enfermo de pasado o de porvenir. Me gusta recordar el pasado, sí, pero en los sucesos. Procuro no tener nostalgia, compañero. Y del porvenir..., del porvenir, nada. ¡Qué sé yo si me voy a morir en el camastro de una posada, en el hospital o en la calle! Cuando sea, entonces...
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