Cuentos de amor de locura y de muerte de Horacio Quiroga
Mi voz no era ya la de antes. Y ella debió notarlo bien, porque su alma sintió, en aumento de sollozos, el desesperado llamado que le hacía mi amor, esta vez sí, ¡inmenso amor! " - No, no.. - me respondió -. ¡Es demasiado tarde! |