Entrebrumas de Hope Mirrlees
[...]nunca puedes clasificar el alma del prójimo sin temor a equivocarte. A la larga, es probable caer en el ridículo. Deberías considerar cada encuentro con un amigo como una sesión que, inocentemente, él te ofrece para que le hagas un retrato (un retrato que, con toda probabilidad, a tu muerte o la suya, quedará inacabado).
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