ILÍADA Liberada de Homero
Igual que cuando los dos vientos que soplan desde Tracia, el del norte y el del noroeste, se alzan de pronto y despiertan la furia del mar abierto y en un instante las negras olas levantan la cabeza y esparcen sus algas en todas direcciones, así de atribulado que estaba el corazón de los griegos.
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