Demian de Hermann Hesse
Fue una primera desgarradura en la santidad del padre, una primera grieta en los pilares sobre los que había reposado mi infancia y que todo hombre tiene que destruir antes de poder llegar a ser él mismo. De estos sucesos que nadie ve se compone la línea esencial, interna de nuestro destino. La desgarradura, la grieta, se cierra luego, cicatriza y cae en el olvido, pero en nuestra íntima cámara secreta perdura y continúa sangrando.
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