Demian de Hermann Hesse
Yo era entonces, con mis dieciocho años, un chico poco corriente, precozmente maduro en algunas cosas y muy retrasado y desorientado en otros. Cuando me compraba con los demás, me sentía unas veces orgulloso y satisfecho de mí mismo, pero otras deprimido y humillado. Unas veces me consideraba un genio, otras un loco. No conseguía compartir alegrías y la vida de mis compañeros, y me hacía reproches y cábalas como si estuviera irremediablemente separado de ellos y se me negara la vida.
|