Rojo y negro de Henry Beyle Stendhal
La señora de Dubois se halla profundamente preocupada de sí misma, como todas las mujeres a quienes el cielo ha concedido demasiada nobleza, o demasiado dinero. Se mira a sí misma, en vez de mirarle a usted, y, naturalmente, no le conoce. Durante los dos o tres arrebatos de amor con que le ha favorecido, con un gran esfuerzo de imaginación, veía en usted al héroe soñado y no lo que es usted en realidad.
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