Las tempestálidas de Gueorgui Gospodínov
Hay una especie de memoria acústica, tantos han aullado en ese sótano.
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Las tempestálidas de Gueorgui Gospodínov
Hay una especie de memoria acústica, tantos han aullado en ese sótano.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
No puedo ofrecer una narración lineal porque tampoco lo son los laberintos ni las historias.
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Las tempestálidas de Gueorgui Gospodínov
La vida real del mundo y del hombre puede describirse a través de unas cuantas tardes, a través de la luz de unas cuantas tardes, que son las tardes del mundo.
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Las tempestálidas de Gueorgui Gospodínov
Cuanto más olvida una sociedad, tanto más alguien fabrica, vende y rellena con sucedáneos de memoria los nichos desocupados.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
Antes sabía estar dentro de todo, ser todo. Ahora, en la ineptitud de mis años de madurez, quiero conservarlo todo a mi lado como una pequeña compensación por lo que he perdido.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
Exhalas la palabra, es ligera, hinchas sus velas y la mandas hacia el puerto de otra persona. Puede que muera antes de arribar, puede que se vaya a pique por el camino, que choque con la flotilla de las palabras ajenas. No sabría decir si es eso fugacidad o una inconmesurable eternidad.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
La vida entera puede narrarse como un catálogo de mudanzas.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
Es notoria la ausencia de niños en la mitología griega. Si admitimos que la antigüedad es la infancia de la humanidad, ¿cómo es que no hay niños en esa infancia? Es como si en ese lugar donde todos se comportan como niños, los niños de verdad fueran indeseados.
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Las tempestálidas de Gueorgui Gospodínov
Ya no recuerdo quién dijo que una nación es un grupo de gente que ha pactado recordar y olvidar las mismas cosas.
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Las tempestálidas de Gueorgui Gospodínov
Había comenzado a escribir una novela sobre el discreto monstruo del pasado, sobre su engañosa inocencia y lo que podría ocurrir si nos diera por traer de vuelta el pasado con fines terapéuticos.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
Me escondo en el refugio antiaéreo de la tercera persona singular, envío a otro a los campos de minas del pasado. A aquel que hace tiempo estaba en primera persona singular, a aquel que era yo, y temo preguntar si sigue vivo. ¿Siguen vivos aquellos que fuimos?
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
Antes sentía por momentos la necesidad de encerrarme a oscuras para que nada despertase mi empatía y quedarme sentado así, en la oscuridad terapéutica de la nada. Reprimir mi propio desperdigamiento, frenar las oleadas de tristeza y de historias ajenas.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
¿Qué pasaba con los nombres después de que sus dueños murieran? ¿Quedaban libres? ¿Seguían significando algo los nombres o se descomponían como los cuerpos que había debajo de ellos, dejando tan solo los huesos de las consonantes? Las palabras son nuestras primeras maestras en la muerte. La primera señal de ruptura entre los cuerpos y sus nombres.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
Aprendí las letras en el cementerio de aquella ciudad que se consumía bajo el sol. También podría decirlo así: la muerte fue mi primer abecedario.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
En el comienzo de todo, ya lo dije, hay siempre un niño al que arrojan a un sótano.
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Física de la tristeza de Gueorgui Gospodínov
Las lágrimas fluyen por sus mejillas, por mis mejillas, se mezclan con el polvo de la harina en la cara: el agua, la sal y la harina amasan el primer pan de la pena. El pan que no se acaba nunca. El pan de la tristeza que nos alimentará durante los años venideros.
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Gregorio Samsa es un ...