El olor de la lluvia en los Balcanes de Gordana Kuić
Aunque a veces tenga ráfagas de optimismo, como hace un rato, nunca pierdo conciencia de la imperfección del mundo. No alcanzo a ver sino una ínfima parte del futuro, pero siempre está sumido en las nieblas de ese pasado que tanto me gusta evocar. Me rindo a la grandeza de la Historia. ¿Qué somos los individuos, sino penosos parásitos de nuestra propia ruin existencia?. Nuestra estrechez de miras nos oculta lo que realmente importa, los cauces históricos de la humanidad. Nuestras vidas pasan, dormitamos estancados en lo cotidiano, y nevesitamos una conmoción como ésta para despertarnos, para sacudir la hojarasca acumulada en el fluir de la Historia. Ningún episodio puede aislarse, la Historia es un relato que dura eternamente.
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