Efisio Marini es un personaje real: un médico sardo que nació a mediados del S. XIX y falleció en 1900. El hombre no tenía más afición que embalsamar los cuerpos que le resultaban interesantes y dotarles de la textura de la piedra, para después (cuando interesara o conviniera), devolverles la flexibilidad. Una bomba, claro. Sobre todo en su época. No es extraño, pues, que un escritor coja al personaje y lo convierta / transforme en un medio investigador, medio filósofo, medio policía, medio médico, medio de todo y se saque de la manga toda una serie de novelas que, como resulta evidente ya que transcurren en Cerdeña, los críticos no tardan en compararla con las de Andrea Camilleri (Sicilia). Mmm... No pienso lo mismo. El escenario es Abinei, un minúsculo pueblo donde existe el equilibrio cósmico: niño que nace, vecino que fallece. Matemática pura. Y de llevar la cuenta se encarga el párroco, que es un obseso de la numerología. Eso ha ocurrido así desde tiempos inmemoriales hasta que llega el momento en que se rompe la tradición: un fallecimiento, un parto pero gemelar. ¿Y ahora que hacemos? Oh, Ah, los hados nos indican que va a haber una muerte próxima en el tiempo, dado que no hay embarazadas a la vista. Pues si. La primer muerta es la viuda del notario del pueblo. La segunda, la hija natural del mismo. A ver ¿Quien ha aprovechado la disparidad numérica para "hacer justicia"? Hay que aclarar que la viuda es fea con ganas y la hija una verdadera diosa (en sentido de belleza, quiero decir) y hay que aclararlo porque eso puede ser importante o no. Total, y por resumir (¿resumir yo? !Amos, anda!) que el médico del pueblo, alertado por el cura y la comadrona (mujer inteligente donde las haya) decide llamar a su antiguo amigo Efisio Marini para ver si consigue organizar un poco las ideas y descubrir causa y causante del homicidio u homicidios (¿habrá más sin que nazcan más niños?) A mi me ha entretenido mucho, quizá también porque es cortito, si bien de retórica va bien servido. Una redacción muy "culta", con muchas citas en latín y mucho precepto y preconcepto filosófico que me han hecho volver a páginas anteriores en alguna ocasión. En todo caso original. La conclusión o solución sigue esa característica y no deja de resultar sorprendente (por lo menos a mi), si bien no llega a ser impactante (por lo menos para mi). Y dado que se me ha contagiado la verborrea, la retórica y la redacción profusa, mejor me callo. De momento me ha gustado. Hay cuatro más. Cuando lea el segundo tendré más argumentos + Leer más |