Los fantasmas del sombrerero: 356 de Georges Simenon
Monsieur Labbé se comportaba como de costumbre, hacía la cama después de cambiar las sábanas, sacaba al rellano las sábanas y las toallas sucias de la semana, dejaba correr el agua en la bañera y no se olvidaba de hablar de vez en cuando, de decir cualquier cosa, para que todo pareciera real.
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