Indiana o las pasiones de Madame Delmare de George Sand
(En las provincias) Mientras respete religiosamente la bolsa y la vida de sus conciudadanos, nadie le pide cuentas. Puede golpear a su mujer, maltratar a los suyos, dejar a sus hijos en la ruina; a nadie le importa. La sociedad sólo condena los actos que le perjudican; la vida privada no es de su incumbencia.
|