Indiana o las pasiones de Madame Delmare de George Sand
—Sé muy bien que yo soy la esclava y usted el señor. La ley de este país le hace mi dueño. Puede usted atar mi cuerpo, agarrotar mis manos, gobernar mis actos. Posee el derecho del más fuerte y la sociedad se lo permite; pero con mi voluntad, señor, nada puede hacer. Solo Dios puede doblegarla y someterla. ¡Busque, pues una ley, una mazmorra, un instrumento de tortura que le otorgue su posesión! ¡Sería como tratar de manipular el aire y aferrar el vacío!
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