Sanguínea de Gabriela Ponce Padilla
La pérdida se volvió la constatación de lo más temido. Yo, temerosa desde siempre, vivía la pérdida imposible con mi carne rota y la esperanza de la vuelta de ese amor seguro, encarnado en algún hombre y seguro también, del regreso de la tragedia inminente.
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