Me ha parecido una muy buena historia en general. Cierto que el que se desarrollara en el antiguo Egipto le daba un punto más porque la egiptología y la arqueología siempre consiguen atraparme.
Sin embargo, si hubo un par de cosas que me chirriaron un poco porque me parecieron bastante inconsistentes como por ejemplo que después de que ella “invadiera” el cuerpo de la otra estuviera embarazada y a la misma vez siguiera manteniendo la virginidad de su yo del presente. Es lo de lo más surrealista.
También que de repente empezaran a salir viajeros del tiempo por todos lados.
Por otro lado, debo reconocer que cuando empezó todo el giro bíblico me pareció un poco exagerado. No por los hechos, que si me gustaron que los presenciaran pero sí toda la justificación divina de su viaje en el tiempo para ilustrarlos. Porque claro, no había suficiente gente en su correspondiente tiempo en el antiguo Egipto que podría haber hecho lo mismo (nótese la ironía). Máxime cuando está narrando una época en la que Dios se le apareció a Moisés y le otorgó los Diez Mandamientos. Vamos, que igual que se le pudo aparecer a él se le aparece a un pintor y asunto resuelto.
Pero en general fue una buena lectura con algún que otro pero. Si es cierto que aunque voy a seguir leyendo el resto de libros no me apasiona la idea de ellos dos saltando a través del tiempo para realizar no sé qué misiones divinas… Digamos que soy más prosaica. Prefiero creer en desdoblamientos del tiempo, agujeros negros o cualquier otra explicación, incluso si no me dan ninguna que pensar que Dios necesita hacer saltar a la gente de tiempo en lugar de hacerse valer de los que ya pueblan cada época.
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