Lo único que le interesa a la gente de François Blais
Casi todo el mundo, nihilista o no, coincide en que este planeta es un valle del lágrimas y solo conseguimos torearlo haciendo como si ignoráramos sus aspectos más desagradables. Exceptuando a dos o tres imbéciles felices, todo el mundo está convencido de que la conciencia es una consecuencia funesta del desarrollo de nuestro neocórtex y de que la única manera de vivir el día a día con este regalo envenenado consiste en limitar voluntariamente su alcance.
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