Un estupendo recorrido por la historia del español, para todos aquellos interesados en la evolución de la lengua. He de confesar que, con todo y que el autor escribe de manera amena, introduciendo personajes fundamentales en el desarrollo del español así como anécdotas sobre ciertas palabras, me costó prácticamente cuatro meses terminar la lectura. Y no es que sea malo ni mucho menos sino que, como es natural a un libro que documenta la historia de un idioma, hay partes que son densas y que es necesario leer con detenimiento.
En lo personal, en los últimos años mi interés por la historia de mi idioma ha continuado creciendo y no deja de asombrarme su complejidad y riqueza, como la del resto de las lenguas del mundo. Sin embargo, siento que pocas veces los hispanoparlantes nos hemos puesto a pensar en la valiosa herramienta que es la lengua y la importancia de conocer su pasado y su evolución y sus cambios. Incluso, considero que ninguneamos al español, con respecto a otros idiomas, como el inglés o el francés, y que a veces preferimos aprender otros sin reconocer las grandes aportaciones del nuestro tanto a la cultura como a la literatura. Pienso que en el caso particular de México, tenemos una relación un tanto bipolar con el idioma: seguimos persiguiéndolo como algo que nos dejaron "los españoles" después de una brutal conquista y por ello, mostramos cierta ambiguedad al respecto. Sin embargo, la realidad es que nuestro idioma ha evolucionado, se ha ampliado y cuenta con características propias que hoy por hoy, hacen que se encuentra entre las lenguas más habladas en el mundo y permita la comunicación entre varios países y millones de hablantes tanto
En el texto, Moreno reconoce la complejidad del español y su evolución constante, empezando en la península ibérica, con los pueblos invasores y los que triunfaron para al final mezclarse con los idiomas locales; la influencia árabe y judía, y su posterior explosión al llegar a las Américas. Me ha gustado mucho que el autor reconozca todas las demás regiones y países que fueron influidas por la lengua y en donde el español, si bien ya no idioma oficial, ha dejado su huella - en el norte de África, en las Filipinas, y en las comunidades judías sefaradíes. Para un hispanohablante en América, quizá sea difícil recordar de la presencia del idioma en esos lugares e incluso de poblaciones que lo preservan aunque con cada vez menos hablantes; sin embargo, esto sirve de muestra del poder y la importancia que tuvo nuestro idioma.
Y es justo esto -los cambios, el alcance, la evolución, la adopción de formas y palabras- que hacen del español (y de todos las lenguas del mundo), algo maravilloso, porque está vivo y se adapta a las necesidades del hablante.
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