Cancionero de Francesco Petrarca
¿Dónde se halla la frente que guiaba mi corazón a esta parte o a aquélla? ¿Dónde las cejas, y una y otra estrella, con las que mi vivir iluminaba? ¿Dónde la discreción con que ella hablaba? ¿Dónde su voz humilde honesta y bella? ¿Dónde están las bellezas que hubo en ella, y con las que a su antojo me llevaba? ¿Dó la sombra gentil del rostro humano, que dio al alma cansada aire y sosiego, donde mis pensamientos vi grabados? ¿Dónde la que me tuvo, ay, en su mano? ¡Cuánto le falta al triste mundo ciego y a mis ojos, que siempre estén mojados! |