Cancionero de Francesco Petrarca
¡Ay de mí, mirar suave y rostro amado, ay de mí, porte grácil y altanero, au de mí, hablar que hacías al más fiero humilde, y al más vil aventajado! ¡Y ay de mí, dulce risa, que aguzado dardo lanzaste del que muerte espero! ¡Alma digna de real e imperial fuero, si tarde al mundo no hubiera llegado! Mi amante ardor no ha de sufrir mudanza, ya que fui vuestro; y sé que si me privo de vosotros, no habrá mayor tormento. Me llenasteis de anhelo y de esperanza al despedirme el sumo placer vivo, mas las palabras se llevaba el viento. |