Cancionero de Francesco Petrarca
Yo yerro, Amor, y el yerro mío siento y obro como quien tiene ardiendo el seno, pues crece mi dolor, y me enajeno, y a mi razón venciendo está el tormento. Solía frenar mi ardiente sentimiento por no turbar un rostro tan sereno ya no puedo, que me has quitado el freno y arde mi alma en su propio desaliento. Mas si, contra mi estilo se violenta, su espuela es quien la enciende y quien la guía al mal camino en que salvaste intenta, y más aún la virtud y cortesía de mi señora: haz tú que se dé cuenta y se perdone por la culpa mía. |