Cancionero de Francesco Petrarca
Me lleva, ay triste, Amor donde no quiero y sé que llego a donde no debiera, por lo cual, a quien dentro de mí impera mis importunidades reitero. Nunca de escollos alejó el barquero a una nave en la que un tesoro fuera cuanto a mi barca yo, flaca y ligera, de los embates de su orgullo fiero. Mas por llorosa lluvia y fuertes vientos de infinitos suspiros es movida, pues reinan en mi mar noche e invierno: y a ella tedio y a sí angustia y tormentos lleva sólo, a las olas sometida, desarmada de velas y gobierno. |