Cancionero de Francesco Petrarca
Cuando os escucho hablar tan dulcemente como Amor a sus fieles les instila, tanto el deseo ardiente se encandila que inflamaría a la difunta gente. Entonces a mi dama hallo presente doquiera ya me fue dulce o tranquila y con suspiros, no con otra esquila, me despertaba tan frecuentemente. Con el cabello al aura desatado, volver la veo: al corazón tan bella regresa porque viene con su llave. Mas el fuerte placer, atravesado en mi lengua, de qué modo está llena dentro de mí mostrar claro no sabe. |