Los perseguidos de Fernando Benzo
Al otro lado de las vías había un terraplén de pendiente pronunciada. Los dos coches de policía frenaron antes de atravesar las vías. Los agentes se quedaron dentro, viendo lo que ocurría. El 124 volcó, dio una vuelta de campana y acabó estrellándose contra el único árbol que crecía en mitad de la pendiente. El techo se hundió como si fuera de papel.
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