El sueño de Paloma Sanlúcar de Ernestina Yépiz
Quien diga que los fantasmas pueden verse, está en lo cierto. Cada uno de nosotros es el fantasma de otro fantasma. Habitamos una casa ya habitada y somos el disfraz de nosotros mismos. Narciso se fascina con su imagen y al darse cuenta de que su doble está detrás del espejo de agua, se sumerge cada vez más hondo sin posibilidades de volver a la superficie. Escribo y no soy yo la que escribe. Una voz que se confunde con la mía y me dicta al oído las palabras y todo sucede porque así ha sido previamente escrito.
|