El sueño de Paloma Sanlúcar de Ernestina Yépiz
Yo misma llegué a horrorizarme. Sentía que mi amante me espiaba con el único propósito de apropiarse de cada gesto de mi rostro y cada parte de mi cuerpo; y mientras dormía vigilaba mi sueño. En más de una ocasión me hizo despertar el sonido del botón de su cámara -nunca usó cámaras digitales- y se había vuelto frecuente que irrumpiera en mi estudio cuando escribía. Llegó a fotografiar cada parte de mí, pero creo que lo que realmente intentaba era fotografiarme el alma.
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