El sueño de Paloma Sanlúcar de Ernestina Yépiz
Mi anfitrión se dedicó a fotografiarme en todas las situaciones posibles, pero pasados tres meses de la fecha de mi arribo y ya prácticamente instalada en su casa, me di cuenta de que todos los días mi fotógrafo hacía esfuerzos sobrehumanos por mostrarse contento, pues al menor descuido sus ojos se posaban sobre el vacío y se quedaba quieto contemplando la nada.
|