Exploradores del abismo de Enrique Vila Matas
¿Por qué desplazarse a la lejana Estocolmo, qué sentido tenía moverse de aquel barrio, de aquella familiar y amable platea desierta donde, encima, se avecinaba tormenta? Estaba convencido, además, de que todo viaje era siempre un recorrido por la desagradable realidad de lo desconocido y que, al llegar a la meta, uno no podía aspirar a encontrarse más que con la desilusión y la nada. Pág. 70. |