De vidas ajenas de Emmanuel Carrère
"¿Cómo es posible que esta mujer apriete contra ella a su hijo vivo mientras que mi pequeña está toda fría y no hablará ya nunca ni volverá a moverse? ¿Cómo no odiarles, a ella y a su hijo? ¿Cómo no rezar: Dios, haz un milagro, devuélveme a la mía, llévate al de ella, haz que sea ella la que sufre como yo sufro y que sea yo la que esté tan triste como ella, con esa tristeza cómoda y colmada que sólo sirve para disfrutar mejor de tu buena suerte?" (Pág.51).
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