Quizá por eso sigo aquí de Elsa García
Me fijé en ti porque estabas solo en una playa cuando el sol aún no había terminado de salir; porque escuchabas el mar como si entendieras su lenguaje; porque sostenías un ukelele que parecías no querer tocar; y porque mirabas el cielo igual que si quisieras echar a volar y desaparecer en él. Y yo no pude evitar preguntarme qué sería aquello que te oscurecía el rostro.
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