El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Entre todas esas personas […] absolutamente ninguna tiene ni idea de lo que supone para un artista quedarse en blanco. No es miedo por si se desvanece la gloria. No es miedo por no tener dónde caerte muerto en diez años. Es el alma, que se te encoge, como lo hace el papel al ser quemado, hasta quedar convertida en una fina capa de polvo oscuro que te recubre constantemente el semblante.
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