Toda la verdad de mis mentiras de Elísabet Benavent
-Solo contéstame. ¿Estás triste? Dímelo a mí...- Me mira. Me mira con sus ojos marrones sin brillo. ¿Qué si está triste? Solo hay que mirarlo. Triste, deshabitado, abandonado. -Lo estás- Le digo - Vacío- musita. -Odio que te sientas vacío; no lo estás- le digo. - Lo estoy porque me obligo a vaciarme, Coco. - ¿ Por qué? -¿Por qué va a ser? Me aterroriza vivir de verdad. Soy un pozo inagotable de decepción para los demás. |