El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Su sonrisa pequeñita me atravesó con la fuerza con la que lo hubiera hecho una lanza, pero sonreí, porque no dolía.
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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Su sonrisa pequeñita me atravesó con la fuerza con la que lo hubiera hecho una lanza, pero sonreí, porque no dolía.
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