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El arte de engañar al karma de Elísabet Benavent
Todos los deseos posibles para un año mejor se reunieron en un abrazo, todos los propósitos esbozados para no ser cumplidos jamás se quedaron en el piso de abajo, celebrando su propia fiesta; en la nuestra solo había dos invitados en la lista. En un abrazo solo caben dos personas. En un beso son dos bocas las que mandan.
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