Martina en tierra firme de Elísabet Benavent
¿Defectuosa? Lo que estaba es gilipollas, pero bueno. Así somos las mujeres; incapaces de aceptar que la perfección no existe ( y que si lo hiciera sería soberanamente aburrida) cogemos aquello que consideramos nuestras faltas y lo convertimos en una herida que, de tanto rascar, no dejamos cicatrizar jamás.
|