El color del silencio de Elia Barceló
Cada ser humano es un espíritu enorme encerrado en un cuerpo muy pequeño que envejece muy deprisa, en círculo familiar ridículo, en círculo de amistades diminuto... y nadie sabe nada de nadie. Nadie. Sabe. Nada. De nadie. ¿Me oyes? Ni quiere saber. Porque saber duele. Duele y hace que se te caigan al suelo los altos castillos que habías fabricado al querer a alguien. Cuanto más sabes de alguien, menos puedes idealizarlo.
|