La vida mentirosa de los adultos de Elena Ferrante
En cuanto buscas las palabras, la lentitud se transforma en torbellino y los colores se confunden como los de varias frutas mezcladas en una licuadora. No sólo “el tiempo pasó” se convierte en una fórmula, sino que “una tarde”, “una mañana”, “una noche” también resultan indicaciones de conveniencia.
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