Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
No se puede hablar aquí (en la corte francesa) de buen o mal yono porque en esta corte falta toda elegancia
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
No se puede hablar aquí (en la corte francesa) de buen o mal yono porque en esta corte falta toda elegancia
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
El emperador Napoleón es uno de los hombres que en el primer momento no tiene nada de atrayente, pero que con la gran tranquilidad y la noble sencillez del carácter logran producir una impresión favorable duradera
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
El emperador (Napoleón III)... medio em broma dijo que, sin embargo, era un triste papel tener que proteger al pueblo más tonto del mundo, los turcos... habló con gran satisfacción de la humillación del poderío ruso
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Ésta quería colaborar en esa labor, ser oído y ayudar, pero éste no era el deseo de su hermano Francisco José. Con toda amabilidad le negaba siempre a su hermano la deseada colaboración
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
Fernando Max propendía al romanticismo y a la fantasía, gozaba con la naturaleza, los animales, las flores y los frutos. Al mismo tiempo su sentimiento del honor, además del oegullo habsburguiano de familia, estaba extraordinariamente desarrollado en él
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
En su fisico (Napoleón III) no tenía apenas nada de su gran tío e incluso su frente huidiza y la expresión íntegra de su cara denotaban todo, menos inteligencia y fuerza de voluntad. De todos modos se destacaba demasiado del tipo medio
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
Frecuentemente (Eugenia) avergonzaba a la sociedad cortesana que a pesar de todo su brillo era en general muy inculta, con sus asombrosos conocimientos históricos y también con su dominio de varios idiomas, pues podía expresarse, si no sin faltas, si bastante bien, en francés, inglés, español e italiano
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
Eugenia era en realidad de una fascinante hermosura. Grandes ojos azules destacaban en una cara regular de la más fina tez, armoniosamente rodeaban su cabeza espesas trenzas de un rubio oscuro. Su figura esbelta era de impecable forma, pero su mayor atractivo era un encanto derramado sobre todo su ser que los más grandes pintores, incluso Winterhalter, no supieron reflejar
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
En esta casa (de la condesa de Teba) había logrado ser recibido el joven elegante y hábil diplomático mexicano Don José Hidalgo... conocía, naturalmente, muy bien a las dos hijas de la condesa, las cuales desde entonces lo consideraban
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Perdono a todos, ruego que también me perdonen a mí y ojalá que mi sangre beneficie al país. ¡Viva México, viva la Independencia!
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Mejía no cedió en nada a la nobleza de su emperador. Aunque su joven y amada esposa acababa de darle su primer hijo, declaró que solo aceptaria el indulto en el caso de que el emperador y Miramón fuesen también salvados
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Ni los ruegos de una comisión compuesta por doscientas mujeres de San Luis, ni las desgarradoras súplicas de la mujer de Miramón que con sus hijitos fue a implorar por la vida de su marido, lograron, tampoco, ablandar a Juárez
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
Despues de terminada felizmente la fuga pensaba trasladarse, primero, a Londres y después a Miramar para escribir la historia de su reinado; también proyectaba viajes a Nápoles, a Grecia y a Turquía
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
El emperador (traicionado por el coronel López) no se preocupaba por su propia seguridad, sino de la sierte de sus dos mesles compañeros de armas Miramón y Mejía, que mandó buscar para decirles que se trasladaba al Cerro de las Campanas y que debían seguirle con el mayor número de tropas. Maximiliano rechazó, además, el ofrecimiento que le hacían de mostrarle un lugar seguro donde ocultarse
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
Se veía claramente: el emperador buscaba la muerte. Durante horas enteras pernanecía en sitios donde poco antes habían caído soldados. El emprrsdor creía que si él caía no esperaría a la ciudad y a sus habitantes una suerte tan triste como si él la abandonaba. Su felicidad matrimonial estaba destrozada, en la patria sólo le esperaban cosas desagradables, estaba cansado de la lucha y no tenía ninguna ambición
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Maximiliano se enteró de la derrots del general Márquez primero por rumores, el 22 de abril. El mismo día apareció un parlamentario de los liberales; exigiría la capitulación y declaraba que al emperadir le sería concedida la libertad para partir. Maximiliano no quería tonar en consideración negociaciones en las cuales sólo se daban garantías para su persona, pero no para la seguridad de sus partidarios. Así fracasaron las negociaciones y la lucha continuó
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
El primero de abril los sitiados realizaron la salida que Miramón había propuesto para reconquistar la colina de San Gregorio. Tuvieron que lamebtar graves pérdidas y, semás, el proceder cruel del enemigo, que remató a los heridos que cayeron en su ooder y echó sus cadáveres al río para que, siguiendo la corriente atravesaran la ciudad
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
En conjunto, los imperiales disponían de, aproximadamente, 12 000 soldados, en tanto que los juaristas contaban, por lo menos, de 50 000 a 60 000 hombres, númeronque aumentaba de continuo
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
El emperador Maximiliano había roto definitivamente con los franceses. Dio la orden a sus representantes en Europa de no pisar suelo francés y de no utilizar tampoco ningún barco francés
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Maximiliano y Carlota de Egon Caesar Conte Corti
Juárez había dado orden de proceder cruelmente contra todos los partidarios del imperio con la preconcebida intención de amedrentarlo. Alegando que los franceses que quedaban después de la retirada del cuerpo expedicionario eran filibusteros, Escobedo hizo pasar por las armas a los 101 franceses. El hernano de Miramón, aunque tenía los dos pies destrozados, fue arrastrado a cabeza de silla y fusilado a la luz de una candela
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