La renuncia de Edith Wharton
Kate Clephane se quedó quieta dejándose envolver por aquella voz. Era la primera vez que oía aquella risa con aquel tono de confidencia dirigida a unos oídos distintos los suyos. El sol del sur la abrasó, el aire pareció lleno de flores. Se quedó allí un momento, atrapada en recuerdos asfixiantes; después soltó el pomo de la puerta y avanzó unos pasos hacia el interior de la habitación.
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