La edad de la inocencia de Edith Wharton
Había construido dentro de sí una especie de santuario donde ella reinaba entre sus pensamientos secretos y sus añoranzas. Poco a poco se convirtió en el escenario de su verdadera vida, en su única actividad racional; allá llevaba los libros que leía, las ideas y pensamientos que lo alimentaban, sus decisiones y fantasías
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