El hombre de la arena de E.T.A. Hoffmann
[...] aunque creyera verdaderamente que al desconocido mundo de los espíritus le está permitido mostrarse en acordes, en tonos, incluso en visiones que somos capaces de percibir, no me explico por qué la Naturaleza tiene que oponerse a nosotros, los humildes vasallos de ese reino misterioso, con tal adversidad, de forma que aquellas manifestaciones sólo nos produzcan miedo o un terror devastador.
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